miércoles, 7 de diciembre de 2011

Nacimiento de Jesús

EL NACIMIENTO DE JESÚS
Cada año al llegar el 25 de Diciembre,
nuestras mentes comienzan a centrarse en el
nacimiento de aquel pequeño bebé que nació en
Belén, pero que es mas que un sencillo bebé, es el
Salvador, Cristo el Señor.
A lo largo de los siglos han ido apareciendo
muchas evidencias que confirman ese maravilloso
acontecimiento, Dios convertido en hombre.
Una de esas evidencias procede de un
dirigente de la iglesia primitiva conocido con el
nombre de Orígenes, que escribió que la cueva
misma en que nació Jesús era un lugar que podía
ver cualquier persona que desease visitarla.
Escribió lo siguiente en “Augusto Celso”, Volumen I,
capítulo 51:
“En lo que se refiere al nacimiento de Jesús
en Belén, si alguien, después de estudiar la profecía
de Miqueas y la historia que aparece en los escritos
sagrados por los discípulos de Jesús necesita aún
fuentes adicionales de evidencia, sea consciente de
que las Escrituras han sido confirmadas, así como
el Evangelio, respecto a su nacimiento, porque se
puede ver la cueva, que se encuentra en Belén,
donde él nació y el pesebre donde fue envuelto en
pañales. Acerca de este lugar se habla con enorme
interés en todos los países de alrededor. Hasta
entre los enemigos de nuestra fe se dice que en
esta cueva nació Jesús, Aquel que es adorado y
reverenciado por los cristianos.”
Hasta los historiadores de la iglesia primitiva
ofrecieron evidencia acerca del nacimiento virginal.
Justino Mártir, que vivió alrededor del año 150
A.D., dejó constancia de que si alguien ponía en
duda el nacimiento virginal de Jesús, debían de ir a
los archivos oficiales de Augusto César donde
hallarían referencia sobre él.
Otro de los dirigentes de la iglesia primitiva,
que se crió bajo la instrucción del Apóstol Juan, fue
un hombre que se llamaba Ignacio. En una de sus
epístolas a los efesios, que fue escrita en algún
momento alrededor del año 110 A.D., hizo las
siguientes afirmaciones acerca del nacimiento
virginal.
“Jesucristo nuestro Dios fue... concebido en
la matriz de María...según el Espíritu Santo. La
virginidad de María y Aquel a quien ella dio a
luz...son los misterios que normalmente se conocen
por todo el mundo a pesar de que Dios hizo estas
cosas de manera secreta.”
En el año 125 A.D. otro de los antiguos
escritores, conocido como Arístides, mencionó
también el nacimiento milagroso del Salvador.
“Siendo El Hijo del Dios Altísimo, dado a
conocer por el Espíritu Santo, descendió de lo alto,
y nació de una virgen hebrea tomando forma
carnal....”
Justino Mártir, escribió estas palabras
alrededor del año 150 A.D.: “El Señor Jesucristo
nuestro instructor, que fue el primero nacido de
Dios el Padre, no nació debido a las relaciones
sexuales....sino que el poder de Dios vino sobre
una virgen, descendiendo sobre ella mientras aún
era virgen, haciendo que concibiese....Por la
voluntad de Dios, su Hijo, Jesucristo nació de la
virgen María.”
Según la Biblia, poco después de que naciese
Jesús en Belén, Herodes el Grande recibió la visita
de unos Magos procedentes del este, que buscaban
al Rey cuya estrella había surgido en el cielo.
Herodes, turbado por el Rey, al cual
consideraba una amenaza para su reinado imperial,
envió llamar a los sacerdotes con el propósito de
averiguar dónde iba a nacer. Estos le dijeron que el
Niño nacería en Belén y entonces Herodes envió a
sus soldados a esa ciudad, a matar a todos los
niños varones menores de dos años.
Es posible que el escritor, llamado Ambrosio
Macrobius, que no era cristiano, hiciese alusión a
este suceso, al escribir alrededor del año 430 A.D.,
lo siguiente en su obra Saturnalia, Volumen II,
capítulo 4:11:
‘Mientras escuchaba entre los huesos de los
niños varones, que en Siria el Rey Herodes de los
judíos había ordenado matar, aquellos que
entonces tenían menos de dos años, entre los
cuales se encontraba también su hijo, al que dieron
muerte.’ El (Augusto César) dice: “Es mejor vivir
como el cerdo de Herodes que ser su hijo.”
(Nota: Siria, en aquella época, era conocida
como la región entre Asia Menor y Egipto,
incluyendo a ISRAEL.)
Otros fragmentos de la evidencia histórica
confirman el mal carácter de Herodes el Grande,
que concuerda con la evidencia bíblica:
Josefo, escribiendo durante el primer siglo,
cuenta que Herodes hizo que quemasen vivos a
una serie de eruditos de la Toráh por haber
eliminado las águilas doradas de Roma de las
puertas del Templo, haciendo también asesinar a
su esposa y a unos cuantos de sus hijos
sencillamente por considerarles una amenaza para
su propio trono.
Temiendo que nadie llorase su muerte,
ordenó a hombres, en miles, se encerrasen en el
interior del hipódromo en Jericó para que fuesen
masacrados cuando él muriese. Eso aseguraría que
hubiese un gran duelo en el día en que él


abandonase este mundo. Afortunadamente, para los implicados, esa orden nunca se llevó a efecto.

Bautismo de Cristo

mateo 3:1-17

1 En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3 Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
Enderezad sus sendas.
4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5 Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
7 Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñóa huir de la ira venidera? 8 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, 9 y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. 10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.
11 Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 Su aventador está en su mano, y limpiarásu era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.


13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y túvienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.

Ministerio de Jesús

me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar
a los quebrantados de corazón, a publicar libertad de los cautivos,
y a los presos apertura de la cárcel; ....... a consolar a los
enlutados; a ordenar que a los afligidos...se les dé gloria en lugar
de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar
de espíritu angustiado; .....Reedificarán las ciudades antiguas, y
levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades
arruinadas, los escombros de muchas generaciones (Isaías 61:1-4)
Las palabras anteriores corresponden a una parte de la lectura que
realizó Jesucristo en la sinagoga de Nazareth, en lo que marcó el inicio
de su ministerio público. Las palabras definen su obra, y son el marco de
referencia de la Iglesia en su proceso de proclamación e instauración del reino de Dios.

Predicar: Se refiere específicamente a la predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios, la cual va acompañada de sanidad y liberación (Mateo 4:23). El señor Jesús nos comisionó a continuar esta obra, sobre la base de su sacrificio en la cruz, su amor por la humanidad, y la dotación del Espíritu Santo para el cumplimiento de esta tarea. Esto fue lo que la iglesia primitiva hizo (Hech. 28:31), y lo que constituye la misión de la iglesia en este siglo también.
· Vendar (Sanar): Existen heridas en el presente que se refieren a hechos del pasado. Estas reacciones van desde actitudes pecaminosas como consecuencia de estos hechos, tal como la falta de perdón y la amargura, hasta enfermedades físicas. Los episodios del pasado que causan dificultad deben ser tratados, tal como David cuando fue confrontado por Natán (2 Samuel 12:1-15), o como Pedro ante Jesús (Juan 21:15-19). Por ello, la confesión, seguida de la oración (Stg. 5:16), viene a ser muy importante en este proceso de sanidad de los recuerdos.
· Libertar: Durante su ministerio terrenal Jesús liberó a los presos agobiados (Isaías 51:14) y oprimidos por el diablo (Hech 10:38). Su ministerio continuo, a través de la iglesia, en la liberación de los que estábamos sujetos a la servidumbre del que tiene el imperio sobre la muerte, el diablo (Heb. 2:14-15), y de la potestad de las tinieblas (Col1:13). Sin embargo, el proceso de liberación involucra el limpiar, allanar el terreno (Isaías 57:14), derribar altiveces, fortalezas espirituales, para someterse en sumisión plena a Cristo (2 Cor. 10:5).


· Consolar: El ministerio de Pablo a los corintios (2 Cor 1:3-7) nos recuerda que una de las funciones principales del cuerpo de creyentes es la consolación

La ultima cena y la resurrección de Cristo

mateo 26:17-46
17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? 18 Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. 19 Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.
20 Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce. 21 Y mientras comían, dijo:De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. 22 Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? 23 Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar.24 A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. 25 Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.
26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. 29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
30 Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. 31 Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. 32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. 33 Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. 34 Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.35 Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. 37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera.38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. 40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? 41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. 43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. 44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. 45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo:Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. 46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.

Arresto a Jesús

mateo 26:47-56

47 Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo.48 Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle. 49 Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó. 50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron. 51 Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. 52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. 53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? 54 ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga? 55 En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, no me prendisteis. 56 Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

flagelación de Cristo

El número de latigazos, según la ley hebrea, era de 40, pero ellos por escrúpulos de sobrepasarse, daban siempre 39. Pero Jesús fue flagelado por los romanos, en dependencia militar romana, por tanto more romano, es decir, según la costumbre romana, cuya ley no limitaba el número. Sólo estaban obligados a dejar a Jesús con vida, por dos razones: una, para poder mostrarle al público para que éste se compadeciera (era la intención de Pilato), y la otra, para que en caso de condena a muerte, llegara vivo al lugar de suplicio y crucificarlo vivo: era le ley

Cuando los clásicos latinos nos hablan de esta flagelación more romano,  nos dicen que el reo quedaba irreconocible en su aspecto y sangrando por todo el cuerpo. Así quedó Jesús. Por eso a la pregunta: ¿cuántos latigazos dieron a Jesús? la respuesta es, hasta que le dejaron irreconocible; hasta que se cansaron. La ley romana no limitaba el número. Todas las partes del cuerpo de Jesús fueron objeto de latigazos. Eso sí, respetaron la cabeza y la parte del corazón, porque hubiera podido morir, como les había sucedido con otros. Y en este caso tenían una consigna: no matarlo. Así lo había mandado Pilato: "Le castigaré y luego le soltaré"


taxillatum, cortaron en mayor o menor grado la piel de Jesús en todo su cuerpo: en la espalda, el tórax, los brazos, el vientre, los muslos, las piernas. Las bolas de plomo, caídas con fuerza sobre el cuerpo de Jesús, hicieron toda clase de heridas: contusiones, irritaciones cutáneas, escoriaciones, equímosis y llagas. Además, los golpes fuertes y repetidos sobre la espalda y el tórax, provocaron, sin duda, lesiones pleurales e incluso pericarditis, con consecuencias muy graves para la respiración, la marcha del corazón y el dolor.


Muerte y crucifixión de Cristo


Mateo 27: 32-56
32 Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz. 33 Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa: Lugar de la Calavera, 34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo. 35 Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. 36 Y sentados le guardaban allí. 37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS. 38 Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. 39 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza,40 y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. 41 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: 42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. 43 Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. 44 Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él.
45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 47 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste. 48 Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber.49 Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. 50 Más Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.
51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios.
55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, 56 entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.